lunes, 11 de marzo de 2013

Los beneficios del bótox más allá de la medicina estética

Si hay un tratamiento de medicina estética que se ha universalizado, tanto por sus excelentes resultados en el rejuvenecimiento del rostro, como por su accesibilidad para la mayoría del público, ese lugar tiene que ocuparlo el bótox. Desde que comenzara a usarse con aplicaciones médicas el bótox en los años 70, hasta nuestros días, la toxina botulínica ha sufrido muy diferentes valoraciones.


De hecho, el bótox, antes de encontrarle utilidad en el campo de la medicina estética, llegó a ser considerado un arma química, incluido en el Protocolo de Ginebra, por su efecto paralizante que puede conducir a la asfixia, al intoxicar todo el sistema nervioso, con el consiguiente paro cardíaco. Fue este precisamente una de las utilidades que se le dio al bótox durante la II Guerra Mundial, la de arma química.

Pero, las utilidades positivas, en otros campos diferentes de la medicina estética son variadas. En sus inicios, sin ir más lejos, el bótox se usaba para mejorar el estrabismo y fue así como se descubrieron sus posibles aplicaciones en medicina estética, pues se vio como su efecto paralizante suavizaba las arrugas de la frente.

Hay otras muchas dolencias, que no se incluyen, en las que el uso del bótox está demostrando eficacia, por ejemplo, en diversas patologías que se producen en el área cerebral, que abarcan desde los simples dolores de cabeza, al uso del bótox en temas de parálisis cerebral o accidentes vasculares. También se está estudiando su utilidad en problemas de incontinencia femenina.

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